Oscilaciones…

(a Rubén Lamarche)

«Nadie vive del equilibrio absoluto. Nadie vive del desequilibrio absoluto». – Ruben Lamarche 

Pienso en un péndulo y en los extremos entre los cuales traza su línea de desplazamiento, que no por intangible es menos cierta. Mis ojos oscilan imaginariamente de izquierda a derecha, entre opuestos y equivalentes: de la luz a la oscuridad, del frío al calor, de la risa al llanto… y concluyo que tanto lo uno como lo otro nos es necesario. 

Luego me detengo en el centro y pienso: ¿qué es ésto sino otro punto más dentro del recorrido? Un punto fijo. De equilibrio sí, pero invariable. Y lo cierto es que, para mí, en el fluctuar es donde se encuentra el disfrute; en el cambio -gradual o inmediato-; en las variaciones que te ofrece el movimiento. Aunque debo reconocer que no todos estamos cortados por la misma tijera. Hay quienes tanto trajín les produce mareos. 

El equilibrio nos es necesario, pero el centro no es equilibrio más de lo que puede llegar a serlo cualquier otro punto del trayecto. Mientras nos balanceamos, cada cual fijará sus parámetros… y el respeto de los mismo es nuestra mayor obligación, si queremos vivir en paz. (No sé por qué diantres digo esto último, pero así lo pienso).

Yo amo las ondulaciones. Me hice adicto al vértigo que me producen la continua permutación de circunstancias y emociones. Pero sería injusto y mentiroso si no confesara que, en más de una ocasión, en este navegar que es la vida y su vivir, también busqué la calma absoluta de una Marea Chicha.

#FJGonzález (2016)

by Daniel Tjongari

Un comentario en “Oscilaciones…”

  1. “Ser optimista requiere del mismo fanatismo, la misma disciplina, la misma aplicación bestial, que ser pesimista. Para ambos se requiere de una alta dosis de autoengaño. Para ambos se requiere un temperamento político: hay que saber cuánto y de qué manera se miente uno a si mismo, primero, y luego a los demás. Uno te hace feliz. El otro triste… que es una forma de felicidad cuando se le persigue con pasión. La clave es no ser ni uno ni otro, mas bien ir con las ondulaciones de ese extenso y profundo mar… o sea, dejarse llevar.”
    Rubén Lamarche

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