Archivo de la etiqueta: Valga la pena

Spongeworthy…

Recuerdo aquel episodio de la afamada serie Seinfeld, llamado «Sponge Wothy», en el mismo las esponjas contraceptivas que utilizaba Eleine salieron fuera del mercado y como respuesta ante tal crisis, ella compró todas las cajas de las que pudo echar mano. La idea era, en lo adelante, evaluar si el susodicho con quien deseaba tener sexo, era de tal calibre que valiera la pena el uso de una de sus preciadas esponjas anticonceptivas. Candidatos que en un inicio le parecían la mar de interesantes, de pronto -ante la nueva y limitada cantidad de posibilidades- ya no parecían dar tanto la talla. Algo así nos sucede hoy día, con la crisis provocada por el Coronavirus. 

Esta pandemia ha probado ser un asunto muy serio. Reencontrarse con la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, simples conocidos y hasta los extraños que nos son necesarios, se ha convertido en una especie de «deporte de alto riesgo», en donde nos jugamos el activo más importante del que gozamos, no todos los seres humanos, la salud.

No es de extrañar entonces que esta nueva covidianidad traiga consigo el dilema de a quién sí y a quién no, conceder el tan preciado reencuentro. Y aquí ya hemos rebasado los linderos de la mera sexualidad, pues con un beso, un abrazo, un simple apretón de manos se puede pasar, en cuestión de días, de la vida a la muerte. De ahí que aprovecho para preguntarme y de paso preguntarle: ¿se ha detenido a reflexionar quienes son esas personas inefables en su vida que le harían asumir el riesgo y colocarse en tan difícil predicamento? Si lo ha hecho ya, de seguro se habrá dado cuenta que las mismas se cuentan con los dedos de las manos… y si es usted como yo, puede que con sólo una le alcance. Jajajajajajaj! ^_~

A veces nos es necesario atravesar por toda una crisis mundial, para darnos cuenta de cuáles cosas son verdaderamente importantes en la vida… otras, no hay que poner a todo el globo terráqueo en riesgo para reconocer la amistad genuina, el interés correspondido, los intercambios que nos enriquecen o los verdaderos maestros en el arte de vivir. A veces, basta con sólo madurar. Reflexionar. Crecer.

Dice mi amiga la escritora y poeta puertorriqueña Blanca Miranda, que llegados a este punto de su auto-cuarentena, de casi 5 meses ya, se ha dado cuenta que no tiene la necesidad de filtros ni fingimientos innecesarios. Vivimos tan pendientes de lo que los demás pensarán de nosotros si hacemos esto o decimos aquello, que terminamos como marionetas cuyos hilos mueven las circunstancias a su antojo. Bueno, yo -al igual que Blanca- he dicho ¡BASTA! Ahora toca vivir… no fingir.

En lo adelante, evalúe con detenimiento quién es quién en su vida, qué cosas verdaderamente le son necesarias para vivir cómodamente (como el café, por citar un ejemplo), procure sólo cuanto lo enriquezca, no lo que le reste, y luego deshágase de todo lo demás. No es sólo cuestión de restaurar su Chi (o como quiera que le llame usted a su energía vital) y verle fluir sin obstáculo alguno… sino más bien de recordar que, al menos en su vida, usted quien escribe la trama de la historia. Sólo recuerde, ya para finalizar, que en las películas y series de hoy día, ya no hay vacas sagradas y hasta a los protagonistas le arrancan la cabeza… y que las cercas, representan encierro sólo dependiendo desde donde se miren. Ejercite la libertad de elegir su destino… ¡Ah!, y procure también, en el proceso, convertirse en alguien por quien valga la pena gastarse una esponja, (guiño cómplice). 😉

#TrancasB

by desconocido