Deshojando margaritas

El suyo bien pudo ser un caso de acalculia progresiva, el cual le provocaba una confusión numérica donde terminaba por darle lo mismo ocho que ochenta. Pero no, la razón era mucho más simple: afirmado en la convicción de que la dicha en el amor conlleva al infortunio en el azar… cada vez que le asaltaba la duda, se daba una vuelta por el casino y gastaba una considerable cantidad de dinero. A pesar de que siempre «ganaba la casa», al salir de allí exhibía la sonrisa del hombre más afortunado del mundo… pues, en una relación directamente proporcional a la cantidad de dinero perdido, se sentía amado.

Trancas Barrancas
#TrancasB

by Miriam Orli Peña
by Miriam Orli Peña