Te llevaste las palabras,
vocablos florecientes de dichas,
verdes sueños esperanzas,
voces acuarelas de húmedos acentos,
aleteos de miradas amorosas,
cantos sonoros de dorado sol.
Se vistieron los días turbulentos,
de cielos cerrados de vorágine dolor,
de hambre indigente de razones,
de risas burlonas polvorientas,
de azares y sudor.
Que hago ahora con éste mundo,
de sabores que guardaba para ti,
con éste abrazo infinito,
con los versos amorosos,
y los ensueños a tu lado
que forjamos sin querer.
Con éste vacío insinuante,
angustia que se esparce,
que me nutre y me acongoja,
y penetra recovecos tan amados
en jactantes vituperios,
mueriendo mis anhelos humillados,
muy amados,
muy deseados.
Crecen en mi las semillas,
aquellas que un día fueron simiente,
vergel de dichas amorosas,
caricia de ternuras,
colapso de pasiones en la entrega,
de besos matutinos y cariños nocturnos,
aroma de amor.
Eugenio Rivadeneyra
Reblogueó esto en Directas & Indirectasy comentado:
¿Qué se hace ahora?
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Esa vendría siendo la pregunta del millón… 😉
Si encuentra respuesta, avise… jejeje!
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Si así fuera tendría que cambiarme el nombre 😉
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«Fue sólo nuestro…»
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