Un Ángel en mi Cama…

 

Llegó extenuada de la calle y comió poco, de pie y con algo de prisa, la comida que no tuvo oportunidad de probar al mediodía. Se recostó a mi lado, en silencio, mientras me convidaba a una galleta de avena con pasas para la cual sí conservó algo de apetito. Colocó su cabeza tan cerca de la mía, que podíamos escucharnos la masticación el uno al otro, y sentir las quijadas rozarse entre sí… necesitaba calor, yo sonreí.
Siempre que se recuesta de mi pecho, se queda dormida instantáneamente, como un reflejo casi infantil, como si la madre la hubiese acostumbrado a dormirse en su pecho tibio todas las noches… ¡quién sabe!, quizás sí… pero llevaba puesta todavía la ropa de la calle.
No quería despertarla, luce tan serena cuando está dormida… tan serena como aquella primera noche que mis ojos se posaron en su rostro de niña. Temía despertarla, así que delicadamente transferí su cabeza al almohadón de plumas… y despacio desabroché su sostén, -porque sé que compra una talla más pequeña que la suya, aunque nunca lo ha admitido-, apenas sintió nada.
Bajé el volumen del televisor, apagué la luz principal y coloqué el ventilador estratégicamente para que la brisa la refrescara, sin darle de lleno en la cara; luego me alejé tres pasos, del borde de la cama, para contemplar extasiado… a mi ángel dormido.

©Jc Brenny (2013)

by Leonardo DaVinci
by Leonardo DaVinci

 

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