Dije “te quiero”, pero mentía.
Ahora comprendo que la inercia
mató la palabra hecha promesa.
Este quedarme quieto,
con la boca abierta,
esperando hambriento tus encantos
… no ha de llamarse amor
sino egoísmo.
Y tú ya no eres tú…
mas bien
el condensado residuo que resta
al agotar las noches de soledad
donde te inventé a mi lado.
Y ya no vives tú,
viven tus versos en mí.
Dije “te quiero”, pero mentía…
estoy enamorado
de un recuerdo de ti.
«Uno está enamorado cuando se da cuenta de que la otra persona es única».
J.L. Borges
Ese afán por querer diferenciarnos de los demás. Esa lucha por una unicidad que nos aleja del propósito como especie y nos sumerge en una de la más crueles falacias de la vida, la autosuficiencia. Ha tomado su tiempo en ser labrada en nuestra simiente, como un código encriptado e inquebrantable… y tomará lo suyo en deshacerse, si es que aún queda alguien interesado en la tarea.
A Trancas y Barrancas 