(… a Josito)
Nunca se vio a sí mismo como un gran conquistador. Quizás por ello cuando puso pie en la Hispaniola – cinco siglos después del Almirante- las únicas armas que cargaba consigo eran: una guitarra española, un repertorio limitado de canciones y la mirada triste de poeta. Provisto de tan peculiar arsenal, le vi plantarse en el malecón de Santo Domingo, intentando -con poco éxito- intercambiar besos por canciones. Yo, condolido testigo ante tales desaires, terminé por invitarle a tomarnos juntos una fría*… pues de seguro aquel infeliz ignoraba que las mujeres de mi tierra, al igual que las vampiras del «Terror», no tienen ombligo.
©Jc Brenny (2014)
*Fría, como se le denomina comúnmente a la cerveza en República Dominicana.
** “Las Vampiras de mi Tierra”, canción original de Luis “Terror” Díaz.