(primera entrega)
La entrada no fue para nada limpia. No lograba recordar cuándo había sido último clavado. Probablemente mientras todavía adolecía de juicio alguno. Pero esa sensación de estar atravesando otra vez el canal de nacimiento de su madre; esa sensación que le provocó el golpe del agua mientras le recorría desde la coronilla de la cabeza hasta los dedos de los pies- esa, sí que la recordaba bien… sólo que antes no lograba asociarla con aquel primer día de su existencia.
Tragó un poco de agua por la nariz, como era de esperarse, y al resurgir a la superficie tosió por un buen rato, en busca de aliento. Pero luego su tos, se convirtió en una carcajada profunda e inmensa, que fue seguida por otra, y otra y otra más… hasta desatarse en todo su ser una alegría infantil que creía perdida en los abismos más insondables de su miserable existencia. ¡Estaba vivo!
Trancas Barrancas
Sorprendente final.Asocia la reencarnación con una nueva vida donde el recuerdo impulsa a respirar. Aplausos.
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Gracias por esas palabras que motivan. Viniendo de usted es un doble cumplido. ¡Gracias Gloria! 😉
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magnífico, estaba vivo
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Estamos vivos, hermano… y eso ya es bastante. 😉
¡Gracias!
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«Estaba vivo» No es esto en si mismo lo fundamental? Ganancia de por si…
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Así es, señor Almonte. Ganancia, digan lo que digan los demás. Gracias por leernos y comentar. 😉
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Vivo, coleando, sintiedo el agua helada por sus poros… somos amales de sangre caliente!!!
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Afortunada o desafortunadamente, así es. 😉
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