-¡No te vayas!
Para cuando el eco terminó de recorrer la casa vacía, ya no estaba
… y él seguía sentado al pie de la escalera, mirando al mar.»
JcB (Mayo 2011)
-¡No te vayas!
Para cuando el eco terminó de recorrer la casa vacía, ya no estaba
… y él seguía sentado al pie de la escalera, mirando al mar.»
JcB (Mayo 2011)
―¿Subes?
―No, bajo.
―¿Qué tal sigues?, te veo con mala cara.
―No sigo.
―¿Y eso?
―No sé. Creo que estoy muerto. Sí, estoy muerto.
―¡Imposible! los muertos no hablan.
―Yo no hablo. Eres tú, que hablas solo.
―Ah, no me extrañaría. Los espectros tenemos tal cantidad de contradicciones.
―Ya. Me voy, tengo prisa.
―No te vayas, necesito estar con alguien.
―No me iba, es una forma de hablar. No puedo irme aunque tenga prisa.
―Dime, ¿por qué estamos aquí quietos?
―El movimiento es una apariencia.
―Entonces ¿no subes ni bajas?
―No. Somos como estatuas.
―¿Y la escalera?
―¿Qué escalera?
―¡Ésta!
―Ah, la escalera es también una ficción literaria, como nosotros.
―Pero vivir… vivir sí vale la pena ¿verdad?
Juan Yanes
Cruje el metal bajo mis pasos
al subir la escalera…
Me sé mujer rotunda y contundente
mas tus palabras, tu mirada
tu abrazo
… esa acción de encimarme
sobre tus caderas
y montarnos, mientras me miras
desde la profundidad
que se forma entre ambos…
me torna ingrávido, menuda,
leve…
cual Diente de León a merced de tu brisa
Cruje el metal bajo mis pasos…
…. y el orgullo,
que una vez vistiera de vergüenza,
vuelve a alzarse imponente, desafiante,
en las columnas firmes de mis piernas
cuando se aferran tus brazos,
enrroscados
y se inicia, el recorrido ansioso de tu lengua
Cruje el metal bajo mis pasos, sí,
al subir la escalera…
mas mis ojos inmensos,
negros como la noche
… vuelven a sonreír.
Trancas Barrancas