A espaldas de ti,
me conmueve el silencio en el que vives,
me trastorna tu pensar arrodillado,
cual testigo distante de soledades,
que calla la diligencia de sus pesares.
A espaldas del tiempo,
me invento un amor correspondido,
me bebo un beso brumoso y discreto,
de un recuerdo disoluto e imperfecto,
una pústula sanada
entre versos bien habidos.
A espaldas de mar,
te vislumbro serena cual oleaje durmiente,
te observo cabizbaja, de paz, y libre de penas,
en el oleaje de tu labio entre abierto,
y con la boca exclamando mis besos.
Eugenio Rivadeneyra P. para T.B.
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De Alguna Manera…
(… que la tierra te sea leve, Aute)
La muerte me va llegando lento… ella sabe que estoy sobresaturada. Es paciente, me deja procesarla a mi manera, a mi propio paso. ¿Qué queda en mí, una vez perdida la alegría?, ni yo misma sé si deseo contestarme la pregunta. Sólo queda la certeza del olvido… que algunas veces tarda, como siempre. Pero de alguna manera, yo también terminaré olvidándote. Al menos es la promesa del poeta; de ese que ahora, al momento de escribir estas palabras, se pudre su cuerpo en una tumba. Me pregunto si por las rendijas lograron escaparse las palabras que quiso decir y nunca llegará a pronunciar. Quizás suben hermosas, entre los gases fétidos que emana… inadvertido el mundo de su real belleza. También se descompone mi alegría, o mejor dicho, el cascarón donde habitaba… porque ella ya no sigue allí. Se ha marchado a la tierra de los recuerdos, esa que colinda peligrosamente cerca, con el mar del olvido.
#VHayes
Humedad…
Beber agua de mar en demasía,
produce serias alucinaciones.
V.Hayes
Ya son tantos los años de vivirte…
de sufrirte… de tenerte,
de ávido
beberme tus afluentes salados,
que han llevado consigo mi poco de cordura
… mas todavía tengo sed.
JcBrenny (2013)
Todo lo que quiero que no sepas… VIII
Había olvidado lo simple que era escuchar la mar. La última vez que mis pies pisaron la arena, lo hicieron junto a los tuyos, aprensivos y tambaleantes. Tus pies retorcidos y deformados por la polio. Tus pies que se cansaban el doble de rápido de todos los demás pies que alguna vez toqué, que alguna vez besé. Lo que sí fue firme, fue el abrazo que se prolongó hasta bien pasada la madrugada. La madrugada frente al mar, plagada de besos, que llegó demasiado pronto, como el cansancio de tus pies. ¡Sí! La última vez que estuve frente al mar, lloré… lloré de dicha, de felicidad, de amor… de ese amor profundo que te hizo lanzarte a la arena a pesar del dolor… y quedarte a mi lado, mirando cómo atardecía en aquella playa desierta de caracolas y futuro.
Yo no he vuelto… ¡no sé tú!, y en mi desidia olvidé lo simple que resulta escuchar la mar. Por eso hoy, que sus manos pequeñitas acercaron hasta mis oídos aquel enorme caracol de lambí, volví a recordar nuestra historia… volví a escuchar la voz de la mar murmurando una mentira: «te amo, vida grande»… y se parecía tanto a la tuya. Vi, en el azul de sus pequeñas pupilas, la profundidad enigmática de aquel Atlántico nuestro, que ahora nos humedece los pies desde orillas opuestas. Único testigo de una historia de amor, que se quedó dormida en una caracola.
TrancasBarrancas (2018)
#TrancasB
¡No te vayas!
-¡No te vayas!
Para cuando el eco terminó de recorrer la casa vacía, ya no estaba
… y él seguía sentado al pie de la escalera, mirando al mar.»
JcB (Mayo 2011)
Flash
Puedo ver la escena… como llega por detrás cual abrazo inesperado y la traspasa, haciéndola arquear la espalda y estremecerse toda. Ella piensa que ha sido la brisa fresca del mar, que ha movido una espiga de trigo, acariciándola el cuello… ¡pero no!, la ha alcanzado el recuerdo que tuve de un momento nuestro.
TrancasBarrancas
Hoy se detuvo el mundo…
Osborne pola Coruña
Deixa que che arrulle, que che cante cancións de amores imposibles que caeron abatidos ante a celosa maxestosidade do mar. Rumorearei ao teu oído, como cantan as dunas para aplacar a furia das ondas, mentres o ceo prepara a tormenta que traerá consigo a morte e a vida. Deixa que che cubra co manto azul e ocre dun momento eternizado,, no que a poesía non necesita maiores palabras… só unha bocanada de aire que cheira tormenta, unha torre que evoca a forza do Atlántico e un can solitario que pousa coma se fose o touro de Osborne. O canto das dunas sempre falará de vellos amores mariñeiros que non volverán.
***
Deja que te arrulle, que te cante canciones de amores imposibles que cayeron abatidos ante la celosa majestuosidad del mar. Susurraré a tu oído, como cantan las dunas para aplacar la furia de las olas, mientras el cielo prepara la tormenta que traerá consigo la muerte y la vida. Deja que te cubra con el manto azul y ocre de un momento eternizado, en el que la poesía no necesita mayores palabras… sólo una bocanada de aire que huele tormenta, una torre que evoca la fuerza del Atlántico y un perro solitario que posa como si fuera el toro de Osborne. El canto de las dunas siempre hablará de viejos amores marineros que no volverán.
TrancasBarrancas
Mar de lágrimas dulces
Necesito curar…
esta piel cada vez más delgada
y quebradiza,
que cede al más superficial
de lo roces, y se abre,
dejando llagas purulentas
más allá de todo lo visible…
que este mar de lágrimas sin sal
no escuecen,
no sanan.
TrancasBarrancas
Visto tras la ventana…
«Juro que esta sonrisa no es mía,
se la tomé prestada aquel extraño.»
JcBrenny
La suya era más bien oscura, sin patrones ni principios definidos. Una alborotadora que aprendió sobre todas las cosas a sobrevivir. Pero aquella calurosa tarde de verano, sentado frente al mar en un banco de concreto, con los pies recogidos y el celular en mano, bajo la sombra protectora de un almendro, situado en el malecón más hermoso del mundo… mientras exhibía para un ser lejano y casi inexistente, la sonrisa más franca y amplia que todo su rostro podía ofrecer… yo hubiese atestiguado, sin lugar a dudas, que la suya era más bien un alma limpia y en paz.
Trancas Barrancas
Cantos de Sirenas
Cuando el mar tiene hambre,
envía las sirenas a la orilla,
a susurrar promesas engañosas a los hombres…
así como un chulo manda sus putas
a por incautos, hambrientos de sentido.
Sus cantos son como cancamusa
para el corazón desapercibido
que se ignora carnada.
Les seduce…
haciéndoles sentir que sus masas de agua
serán como esos brazos maternos
que acarician la soledad y el abandono,
en el que un día les sumió la tierra.
Un volver al origen…
Y una vez a su alcance, devora sus almas,
sus anhelos, sus sueños,
en un viaje que les hunde
hasta al fondo mismo de su vientre negro.
Cuando se sacia el mar vomita sus cuerpos,
como vainas vacías y estériles, a la orilla.
Y se echa una siesta,
en una calma chicha que lo confunde todo.
Y parece tranquilo, inofencivo, quieto…
Incapaz de guardar tanta historia
en su vientre.
Cuando el mar tiene hambre,
envía a las sirenas a la orilla
a susurrar promesas engañosas a los hombres.
Yo lo he visto, como marchan tras ellas
al despuntar el alba,
mientras cubro mis oídos con los dedos,
para no escuchar más canto
que el de las tripas de mi estómago vacío.
Trancas Barrancas
De las que me cantaste… la primera.
Te va a doler…
y quiero que te duela,
cuando se besen tu piano
y mi guitarra,
en los acordes
de aquella melodía,
que cual plegaria
escuchaste de mis labios.
Se llenarán tus ojos
de lágrimas saladas,
no dulces…
como aquellas que brotaron
cuando sembré con mi cariño
tu retrato,
… cuando te amé, Consuelo.
Te va a doler…
y quiero que te duela.
Trancas Barrancas
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Canción: Amor de Conuco
Autor e Intérprete: Juan Luis Guerra
Guitarra: Tomatito
Piano: Michael Camilo
Huesos de poeta
«Hizo una escalera con huesos de poetas para subir al cielo, quitó los ojos a todas sus musas y los esparció en forma de diminutas estrellas para que incluso en la oscura noche ella supiera que la quería, compuso formas con ellas y creó los horóscopos para entretenerla, movió la luna de su órbita para que siempre saliera frente a su ventana, apartó las nubes que impedían la vista, limpió el mar para que brillara reflejando el cielo, ató delfines a la costa, estrellas de mar, corales, pececillos de colores, alguitas verdes… se esforzó…
ella sólo quería que le preguntase cómo estaba…»
*
Voy coleccionar tus huesos para subir al cielo … les sacaré los ojos a tus musas de antes, de siempre, para esparcirlos a modo de estrellas diminutas que iluminen mi noche negra… y me regocijaré en saber que es a mí a quien quieres. No será necesario que reordenes los cielos, ni compongas con ellos cuadros majestuosos frente a mi ventana… deja que ruja el mar, con su voz carrasposa y profunda… y a todos los habitantes de los océanos, imperturbables… no te esfuerces, no finjas… no necesito más allá que el saber que te importa el cómo amanecí cada mañana.
T.B.