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De Poetas y Mentiras…

No me mentí por creerle poeta…
lo que sí era mentira, fue que una vez me amó.
#vitahayes

«La mujer que yo amo me cree poeta.
Ignora que en silencio cosecho a su paso
los destellos que siembra por doquier ella va,
que mis manos ansiosas los tornan palabras
y mis labios calientes los vuelven cantar.
¿Poeta yo?
Poeta es ella que con su sola presencia,
con su sola mirada convierte en poemas
un tenedor y una mesa, una habitación y una casa,
un poblado y la campiña, una ciudad y un continente,
un mundo, un universo ¡y hasta mi propio corazón!
¿La mujer que yo amo me cree poeta?»

El Poeta de la Cara Bonita…

(… a Dani Grustan I.)

El poeta de la cara bonita y la voz de metáfora, hizo un llamado al caos, a la revolución, al suicidio colectivo de las normas que nos deshumanizan. El pendejo de la uni-neurona, acostumbrado a que le digan  todo el tiempo lo que debe de hacer, se lo tomó literal,  y se ha lanzado desde la azotea, en pleno vuelo de sus facultades metales, sobre un grupo que protestaba con pancartas plagadas de faltas ortográficas, frente a la Sede del Ayuntamiento… llevándose con él a otros tantos. 

Escuchaba voces, dijo un amigo del suicida, voces que con pretensión de «como lo digo bonito, digo lo que me salga del forro», sentía tan sólo el llamado de la indiferencia. Disociándose, cual semidios excento del juego de las culpas. Es lo que tiene ser poeta, en estos días aciagos que nos tocan… la muerte nos frecuenta con brutal asiduidad… y lo que es mucho peor, la vida. 

#vitahayes

by desconocido

 

De Alguna Manera…

(… que la tierra te sea leve, Aute)


La muerte me va llegando lento… ella sabe que estoy sobresaturada. Es paciente, me deja procesarla a mi manera, a mi propio paso. ¿Qué queda en mí, una vez perdida la alegría?, ni yo misma sé si deseo contestarme la pregunta. Sólo queda la certeza del olvido… que algunas veces tarda, como siempre. Pero de alguna manera, yo también terminaré olvidándote. Al menos es la promesa del poeta; de ese que ahora, al momento de escribir estas palabras, se pudre su cuerpo en una tumba. Me pregunto si por las rendijas lograron escaparse las palabras que quiso decir y nunca llegará a pronunciar. Quizás suben hermosas, entre los gases fétidos que emana… inadvertido el mundo de su real belleza. También se descompone mi alegría, o mejor dicho, el cascarón donde habitaba… porque ella ya no sigue allí. Se ha marchado a la tierra de los recuerdos, esa que colinda peligrosamente cerca, con el mar del olvido. 

#VHayes



No den de comer al poeta…

No den de comer al poeta
No lo acaricien
No se acerquen
No lo cojan en brazos
No deslice la mano sobre su lomo…
Si lo impregna con su olor, 
podrían aborrecerlo sus musas
y no volver por él.
No le eche emociones 
de esas de las que usted se alimenta,
su organismo es sensible 
y podría no tolerarlas bien.
No le llame por su nombre para que acuda,
nunca atiende,
porque quizá tenga mil nombres
Y si alguna vez paseando se lo encuentra,
obsérvenlo con cautela
Son asustadizos…
y es fácil que lo encuentre herido,
suelen estarlo
Puede que le parezca mono,
que quiera darle cobijo,
llevárselo a casa, 
quizá que desee curarlo
pero créame,
fuera de su habitad
sin su tristeza negada,
sin su dolor público,
sin su impostura fingida,
sin su locura transida,
sin sus sueños de papel,
mueren al poco…
porque la realidad los mata.

Pedro de Paz

HAY UN PAÍS EN EL MUNDO

 

Hay un país en el mundo
colocado en el mismo trayecto del sol.
Oriundo de la noche.
Colocado en un inverosímil archipiélago
de azúcar y de alcohol.

Sencillamente liviano,
como un ala de murciélago
apoyado en la brisa.

Sencillamente claro,
como el rastro del beso en las solteronas antiguas
o el día en los tejados.

Sencillamente frutal.
Fluvial. Y material.
Y sin embargo
sencillamente tórrido y pateado
como una adolescente en las caderas.

Sencillamente triste y oprimido.
Sencillamente agreste y despoblado

En verdad…
Con tres millones, suma de la vida
y entre tanto
cuatro cordilleras cardinales
y una inmensa bahía y otra inmensa bahía,
tres penínsulas con islas adyacentes
y un asombro de ríos verticales
y tierra bajo los árboles y tierra
bajo los ríos y en la falda del monte
y al pie de la colina y detrás del horizonte
y tierra desde el canto de los gallos
y tierra bajo el galope de los caballos
y tierra sobre el día, bajo el mapa, alrededor
y debajo de todas las huellas y en medio del amor.

Entonces
es lo que he declarado.
Hay un país en el mundo
sencillamente agreste y despoblado.

Algún amor creerá
que en este fluvial país en que la tierra brota,
y se derrama y cruje como una vena rota,
donde el día tiene su triunfo verdadero,
irán los campesinos con asombro y apero
a cultivar cantando su franja propietaria.

Este amor
quebrará su inocencia solitaria.
¡Pero no!
Y creerá
que en medio de esta tierra recrecida,
donde quiera, donde ruedan montañas por los valles
como frescas monedas azules, donde duerme
un bosque en cada flor y en cada flor la vida,
irán los campesinos por la loma dormida
a gozar forcejeando
con su propia cosecha.

Este amor
doblará su luminosa flecha.
¡Pero no!
Y creerá
de donde el viento asalta el íntimo terrón
y lo convierte en tropas de cumbres y praderas,
donde cada colina parece un corazón,
en cada campesino irán las primaveras cantando
entre los surcos su propiedad.
Este amor
alcanzará su floreciente edad.
¡Pero no!

Hay un país en el mundo
donde un campesino breve,
seco y agrio
muere y muerde descalzo
su polvo derruido,
y la tierra no alcanza para su bronca muerte.

¡Oídlo bien! No alcanza para quedar dormido.
Es un país pequeño y agredido. Sencillamente triste,
triste y torvo, triste y acre. Ya lo dije:
sencillamente triste y oprimido.

Procedente del fondo de la noche
vengo a hablar de un país.
Precisamente
pobre de población.
Pero, no es eso solamente.
Natural de la noche soy producto de un viaje.
Dadme tiempo coraje
para hacer la canción.

Plumón de nido, nivel de luna,
salud del oro, guitarra abierta
final de viaje, donde una isla
los campesinos no tienen tierra.

Decid al viento los apellidos
de los ladrones y las cavernas
y abrid los ojos donde un desastre
los campesinos no tienen tierra.

El aire brusco de un breve puño
que se detiene junto a una piedra
abre una herida donde unos ojos
los campesinos no tienen tierra.

Los que la roban no tienen ángeles
no tienen órbita entre las piernas
no tienen sexo donde una patria
los campesinos no tienen tierra.

No tienen paz entre las pestañas
no tienen tierra no tienen tierra.

***
Miro un brusco tropel de raíles
son del ingenio
sus soportes de verde aborigen
son del ingenio
y las mansas montañas de origen
son del ingenio
y la caña y la yerba y el mimbre
son del ingenio
y los muelles y el agua y el liquen
son del ingenio
y el camino y sus dos cicatrices
son del ingenio
y los pueblos pequeños y vírgenes
son del ingenio.

Es verdad que en el tránsito del río,
cordilleras de miel, desfiladeros
de azúcar y cristales marineros
disfrutan de un metálico albedrío,
y que al pie del esfuerzo solidario
aparece el instinto proletario.

Pero ebrio de orégano y de anís,
y mártir de los tórridos paisajes
hay un hombre de pie en los engranajes.
Desterrado en su tierra.
Y un país en el mundo, fragrante,
colocado en el mismo trayecto de la guerra.
Traficante de tierras y sin tierra.
Material. Matinal. Y desterrado.

***

Quiero ver su amargura necesaria
donde el hombre y la res y el surco duermen
y adelgazan los sueños en el germen
de quietud que eterniza la plegaria.

Donde un ángel respira.
donde arde
una súplica pálida y secreta
y siguiendo el carril de la carrera
un boyero se extingue con la tarde.

Después
no quiero más que paz.
Un nido, de constructiva paz en cada palma.
Y quizás a propósito del alma
el enjambre de besos y el olvido.

Pedro Mir – Poeta Dominicano

by Orli Peña
by M. Orli Peña – Fotógrafa dominicana