Hay días difíciles y realidades complejas… enmarañadas como nudos que parecen imposibles de deshacer. Hay días donde la soledad cala tan hondo, que no basta con una taza caliente de café para espantarse el frío. Hay días donde nos es necesario pedir ayuda, para no servirle de desayuno a la desesperanza. A mí, me ha llegado en forma de la sonrisa contagiosa de un niño, que me devuelve la mirada desde una fotografía; en la tibia negritud de un perro echado a mis pies, con todo su peso y cariño; en la plácida conversación temprana con una dama talentosa e inteligente; en el suave barullo que aunados arman los golpes de mar, el canto de un gallo loco y una indistinguible melodía de fondo. Quién lo diría, que mi taza de café contaba con una alianza de «superamigos» para días imposibles.
Deixa que che arrulle, que che cante cancións de amores imposibles que caeron abatidos ante a celosa maxestosidade do mar. Rumorearei ao teu oído, como cantan as dunas para aplacar a furia das ondas, mentres o ceo prepara a tormenta que traerá consigo a morte e a vida. Deixa que che cubra co manto azul e ocre dun momento eternizado,, no que a poesía non necesita maiores palabras… só unha bocanada de aire que cheira tormenta, unha torre que evoca a forza do Atlántico e un can solitario que pousa coma se fose o touro de Osborne. O canto das dunas sempre falará de vellos amores mariñeiros que non volverán.
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Deja que te arrulle, que te cante canciones de amores imposibles que cayeron abatidos ante la celosa majestuosidad del mar. Susurraré a tu oído, como cantan las dunas para aplacar la furia de las olas, mientras el cielo prepara la tormenta que traerá consigo la muerte y la vida. Deja que te cubra con el manto azul y ocre de un momento eternizado, en el que la poesía no necesita mayores palabras… sólo una bocanada de aire que huele tormenta, una torre que evoca la fuerza del Atlántico y un perro solitario que posa como si fuera el toro de Osborne. El canto de las dunas siempre hablará de viejos amores marineros que no volverán.
TrancasBarrancas
‘Osborne pola Coruña’ by Óscar París Imagen perteneciente a la Exposición Fotoxornalismo Coruña. Inauguración el 10/12/2015 en la sala ‘ Durán Loriga ‘
El perro le despertó como cada mañana para que le dejase salir al patio a hacer lo suyo. Al incorporarse notó una oscuridad inusual entrando por las ventanas y se extrañó que el can necesitase salir a mear tan temprano. Calzó las sandalias, se enganchó el reloj y al mirar la hora no dio crédito a sus ojos: las siete y media de la mañana y todavía no había salido el sol. Llegó hasta el patio trasero y comprobó como el cielo nocturno de invierno seguía allí, sonriéndole desde la negritud más absoluta… la misma que suelen decir: es más negra justo cuando va a amanecer. Pero no amanecía. “Tan cierto como que mañana sale el sol.”, resonaron como una sentencia en su cabeza las últimas palabras pronunciadas antes de irse a dormir, con la misma determinación con que las profiriera el día anterior… y fue entonces cuando comenzó a encontrarle sentido a aquel inusual retraso. Todas sus certezas se fueron desmoronando, una a una; todos los fundamentos que por años sostuvieron sus creencias; todo lo que una vez hubo de dar por sentado… desfilaron ante él como en una espiral sempiterna que le conducía a el inevitable desasosiego de saber que en esta vida, dadas las circunstancias correctas, cualquier cosa puede ser posible. Sin comprender todavía si aquel insólito acontecimiento era producto de un sueño bizarro, o simplemente había despertado al universo paralelo que aguarda por aquellos quienes pierden su lucha con la parca, sacudió la cabeza procurando espantar sus pensamientos; luego fijó la mirada en el perro, que en ese momento terminaba de orinar; abrió la puerta trasera para que pudiera entrar su compañero y antes de cerrarla tras de sí, balbuceó: «al sol que salga cuando le de la gana».
A Trancas y Barrancas 