Ayer 21 de Diciembre, aconteció el Solsticio de Invierno. Hoy da inicio formal el Invierno, al menos en este lado de los hemisferios. En muchos lugares, llega el frío y la desolación de la naturaleza, aunque en el Caribe, quizás previendo nuestra idiosincracia haragana, el Creador -en su infinita sapiencia- nos colocó más cerquita del ecuador, para que no nos mate el frío ni el hambre. Y es que desde antes que el mono se bajase de la mata, gran parte de la creación parecía saber que quien temprano no se prepara para el invierno, termina pasándola muy mal.
Cuando un caribeño se despierta con 18 grados de temperatura, siente «frío». Y no hay mejor manera de combatir éste, que con un deliciosa, caliente y negra taza de café. Luego de disponer la greca, mientras revisaba los correos y «el muro», me llegó una notificación relacionada a una celebración de amistad. Y me dio con pensar en aquellos amigos que pasan años sin tener ni puta idea de por dónde andan o qué ha sido de sus vidas, más sin embargo seguimos sintiéndoles amigos. Creo que el fenómeno tiene su origen en la «Siembra Temprana».
Bien sabido es que todo aquel que siembra, cosecha… y que ambas actividades se suceden en tiempos distintos considerando, entre otros factores, la naturaleza de cada semilla. La amistad es como una semilla, se planta, y una vez germina, puede dar desde una mata de Jabilla, hasta la más flexible palmera caribeña. Mi amigo Francisco, el mismo que el CaraDeLibro erróneamente festejara nuestros 9 años de amistad, cuando en realidad ya va más de una treintena, está desaparecido hace tiempo ya -a cada cual le toca vivir sus propios procesos- mas sin embargo, yo le sigo considerando mi amigo. Mi amigo porque sembró en aquella época en donde mi tierra era fértil, y su semilla echó raíces tan profundas como un roble. Bien dicen que el amor es la más pura de las energía universales, y como tal, ni se crea ni se destruye… 😉
Hoy toca alzar la taza de café, por aquellos amigos a los que seguimos llamando amigos, en nombre de una buena siembra, muchos pero que muchos años atrás. Nieva, mientras escribo este recuerdo, de la única manera que sabe nevar en el Caribe, de una manera tan pero que tan relajada, que se vuelve líquida ante el calorcito que encuentra aún en invierno… ¡llueve!
Felices fiestas queridos tranquer@s, que la paz aquella que sobrepasa todo entendimiento, cubra vuestros corazones y les permita la vida disfrutar del calor que emite la cercanía de los seres amados. ¡Felices Fiestas! ¿Café?
#TrancasB