Si no me besas, no daré un paso más. Y detuvo de improviso nuestra caminata. Mis enormes ojos se desorbitaron de incredulidad al ver cómo se plantaba frente al Palacio de Oriente, estratégicamente ubicado junto a una de las terrazas, desde donde le llegaba el rocío de agua con el que refrescan a los comensales en el abrasante verano madrileño. ¡Pero estamos en medio de la calle! Repliqué. Volvió a mirar hacia el pequeño abanico que justo en el momento le entregaba otro beso de rocío, y tras pintar esa sonrisa distémica con atrevida premeditación contestó: ¡me puedo pasar aquí toda la tarde! Y se encogió de hombros.
No te lo puedo creer… todos nos están mirando. Si no me besas, no daré un paso más; quiero que el mundo sepa que eres mía, VidaGrande…y este me parece un buen lugar para comenzar. Entonces le besé. Y me besó. Y nos besamos frente a transeúntes despreocupados y comensales curiosos, a quienes descubrimos sonriendo cuando aquel beso infinito concluyó. ¡Vamonos de aquí! Dije con un rubor indistinto entre calor y vergüenza. Pero si hemos llegado… justo aquí está reservada nuestra mesa. Completamente despreocupado, señaló hacia la esquina más próxima a nosotros, donde precisamente nos esperaba la única mesa vacía.
Allí nos sentamos, tomamos un aperitivo, comimos unas tapas. Allí vimos caer la tarde de domingo y sentí cómo poco a poco se desvanecían primas vergüenzas y culpas ancestrales. Allí, donde me besé en público por primera vez… en total libertad.
#vitahayes
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El Dolor de la Belleza…
Beso la inocencia, y recuerdo el tiempo en el que todavía era a mí a quien habitaba. La beso con prisa, antes de que, entre saltos, marche pizpireteando aún más lejos… a aquel lugar en donde ya no se me permite entrada; porque resulta que ahora, conozco demasiado. Tanto sé que, en algunos momentos de supina impavidez, puedo reconocer el dolor de la belleza.
Simplicidad…
(… a José Francisco)
Para no morir de hastío
necesito rodearme de belleza,
la belleza de las simples cosas
que están dispuestas a mi alrededor…
Esas, que no saben mediar palabras
y sin embargo,
gritan su acompañada soledad
con un silencio bronco, luctuoso.
Esas cosas simples,
como la vieja greca del café,
la colocación ordenada de mis libros
o el sueño de ti que no fue buscado
pero llegó esta madrugada
para robarme un beso… y un suspiro largo.
#TrancasB
(Sept. 2019)
Azahhar…
Nerolí…
que tibio te deslizas
por entre mis espacios vacíos
con rumbo al sur…
Calma con tu beso
de azahar mi miedo a arder
en el fuego incesante que habita
sus ojos oscuros,
negros, como la noche.
Mójame con tus aguas.
Úngeme con tu aceite
y cúbreme con tus flores
cuando el amanecer
me encuentre desnudo
y embriagado en sus amores.
¡Ay! Nerolí…
©Jc. Brenny (2013)
¿Cuál distancia?
Cuando se besaron, tu orilla y la mía…
el Atlántico se redujo a un simple charco.
©V.Hayes (2012)
Transitando…
Transitando espacios por la vida,
he calzado los tiempos a juicio mudo,
eligiendo cariños borrascosos,
playas de arenas rojas llenas de surcos,
un beso compartido,
y un calor tan frío como tibio,
me he hecho, a la hechura de cien almas,
suavizado al sazón de tiernos versos,
con el tenue espacio de silencios asiduos,
atizando miradas distanciadas al abrazo,
ensayando así la vida,
entre abrojos y sonrisas.
Eugenio Rivadeneyra (1 feb 2018)
Antesala…
Entre la mordida y el beso…
descansa una tibia taza de café.
#TrancasB
Muackkk…
Si estuvieras frente a mí, te hablaría exactamente así:
al final de cada oración un beso.
V.Hayes (2015)
Orillas Opuestas…
Se sueñan mutuamente… Él la pregunta cómo han quedado las cosas tras el paso del huracán y ella le dice que en el temor vivido su recuerdo le dibujó una sonrisa. Se abrazan, como queriéndose infundir el valor negado. Se besan, con la avidez de quienes renuncian al mañana… y al despedirse, cada uno regresa a su respectivo lado de la cama… a orillas opuestas de Las Azores, donde siguen habitando los escualos.
Jc Brenny para T.B.
Quizás…
Quizás esta noche sea diferente…
hay luna rellena… luna aspirina,
como te decía antes.
Quizás nos acompañe la sonrisa ausente,
el sabor de unas lágrimas,
las ilusiones de siempre….
Quizás te cante solamente
mientras echo las cartas en la mesa
buscador de tesoros sin respuesta,
quizás esa música incompleta
mi corazón, mi boca, mis nostalgias…
los secuestradores de la orquesta…
Sólo encuentro melodías… de receta…
de postres… de pedir la cuenta…
de levantar pañuelos… en el aire
quizás, de paralisis en la mirada,
o de negar las distancias
abrazados en cada encrucijada…
Quizás la pasión viva en las urgencias,
o en tu foto repetida en las paredes…
o en la calma anterior a soñarte
a recorrerte, beso a beso… en cualquier parte.
© Raul Alberto Piñeiro Vidal
Otros Amores…
Cada beso es una quimera que se vuelve eterna, una catacumba, una catedral, una taza de café sorbida a ratitos, un calabozo, un altar donde ofrendarse, un anatema, una sombra tumbada, un pedazo de piel arrancado a mordiscos. Cada beso…
Lynette M. Pérez
*
Entre ellos, suricatas de un color difícil de definir, lobos solitarios que balan en clave de oveja, jaguares con unos imposibles ojos verdes, titis pequeñitos y alguna “elefanta” lenta y distraída que abanica, con sus orejotas, las moscas impertinentes… en mi manada no es imprescindible ser de la misma especie, lo importante es esa singularidad que los hace indispensables para mí.
Lynette M. Pérez y Blanca Miranda Merced
*
La libertad de que no me importe si me veo ridícula, gorda o fea. Encontrar lo que hace interesante a cada persona con la que tengo contacto. Darme cuenta que entiendo la mirada de mis compañeros de planeta, no importa en cuántas patas caminen o si en lugar de cabello, tienen plumas.
Valorar la importancia de cada respiración, cada lágrima y sonrisa y, aunque le rompa el tono a alguien, si se ha podido (o no) ir al baño.
Miranda Merced
Nuestro Beso…
Tú,
a la distancia de unos ojos cerrados
que te vuelven a mí,
en un gramo de ti que me intoxica
… mordisqueando mi boca
y tus dientes
¡Oh!, tus dientes.
Tú,
costándome
aun el vacío que llevo en los bolsillos,
viviéndome
como si el tiempo no importara
y la sangre se hubiese detenido.
Pero sigues aquí…
¡y lo sabes!
Leve
etérea
florando, mientras
cada vez me hundes más en ti.
Gravitas
en esta fábula que construyo
de tu lengua.
¡Oh!, tu lengua.
© Jc.Brenny (Enero 2012)
Te sobrevivo…
Acaba de entrar un viento frío por la ventana, pero en lugar de temblor ha producido en mí un profundo estremecimiento… como si desde tu orilla de hielo, me hubiese llegado un beso.
… para que no me olvide de ti.
©V.Hayes (Diciembre 2012)