A espaldas de ti,
me conmueve el silencio en el que vives,
me trastorna tu pensar arrodillado,
cual testigo distante de soledades,
que calla la diligencia de sus pesares.
A espaldas del tiempo,
me invento un amor correspondido,
me bebo un beso brumoso y discreto,
de un recuerdo disoluto e imperfecto,
una pústula sanada
entre versos bien habidos.
A espaldas de mar,
te vislumbro serena cual oleaje durmiente,
te observo cabizbaja, de paz, y libre de penas,
en el oleaje de tu labio entre abierto,
y con la boca exclamando mis besos.
Eugenio Rivadeneyra P. para T.B.
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Fábula De La Gloria y El Tiempo…
En el principio, la Gloria y el Tiempo se matrimoniaron en el más absoluto de los secretos. Para conservar las apariencias, él solía permitirla coquetear a su antojo con los hijos de los hombres. Descansaba, en la tranquilidad que le producía saber que cuando él pasase, se la llevaría entre sus brazos nuevamente, para ser sólo suya. Porque muchos olvidan que el Tiempo es celoso y, al final, no comparte su Gloria con nadie.
#vitahayes para #TrancasB
עדן
El paraíso no es espacio… es tiempo.
#TrancasB
Mientras LLovió…
En cuanto te vi supe que tú eras para mí lo que internet a la filatelia. Tan despiernada, orgasmática, funcionanista y sofriki; yo, tan soliloco, destrecho, amperitivo y financiago. Sólo nos unió el tiempo y el espacio bajo un farol de naipes marcados. Nos juntó el aquí y el ahora dándose el lote en un portal de la eternidad. Las palabras fueron tejiendo una entretela y a eso lo llamamos primero conversación , luego abrigo y después Heineken. No paramos de reirnos porque ese día la alegría andaba floja y porque dejó de importar mirarnos de reojo los ridículos. Más allá nos esperaba el infinito, pero ambos teníamos prisa, tú porque habías quedado y yo porque ya me había ido.
No fue nada… pero fue bonito mientras llovió.
Jerónimo Mejías
El Tiempo de los Silencios
Él quería llegar conmigo al tiempo de los silencios. Ese en donde no es necesario pronunciar palabras para entenderse. Pretendía, y para ello dispondría de todo su encanto, su arte y sus mañas, superar con creces aquel primer minuto, en Barajas, donde no pudimos pronunciar palabra alguna… aquel donde los ojos, clavados mutuamente, precedieron a comerse todo aquello que continuarían las bocas.
Permanencia…
… y pensar que, sin importar los cambios de estación, el paraje continúa siendo el mismo. La piel se muda, pero la esencia permanece… como tú, como yo, agrietados por el paso del tiempo, conservamos desnudo el amor al mirarnos.
*
“¿MI AMOR?… ¿RECUERDAS, DIME,
AQUELLOS JUNCOS TIERNOS,
LÁNGUIDOS Y AMARILLOS
QUE HAY EN EL CAUCE SECO?
¿RECUERDAS LA AMAPOLA
QUE CALCINÓ EL VERANO,
LA AMAPOLA MARCHITA,
NEGRO CRESPÓN DEL CAMPO?
¿TE ACUERDAS DEL SOL YERTO
Y HUMILDE, EN LA MAÑANA,
QUE BRILLA Y TIEMBLA ROTO
SOBRE UNA FUERTE HELADA? “
ANTONIO MACHADO
Pintura by Stanislaw Baj 1953 «River Bug»
El Tiempo de los Descubrimientos…
¿Recuerdas la primera vez que descubriste la lluvia? ¡No! Claro que no lo recuerdas. El cómo abriste la boca en expresión de asombro, cuando las primeras gotas cayeron en tu pelo… y luego, cuando besaron tu frente, al levantar el rostro hacia el cielo buscando una respuesta ante la provocación del nimio frío. Todavía no entendías qué era aquello que producía en ti una sonrisa inefable, y con brazos abiertos te invitaba a girar sobre ti misma, en una danza inocente y torpe. Tu contagiosa alegría nos alcanzó a todos. Agitabas los brazos frenéticamente, como queriendo imitar su caída; para luego quedarte pasmada mirando tus manitas empapadas y llevarlas después, portadoras de aquella líquida sorpresa, hacia tu boca para libarlas. ¡Qué maravilloso es esto!, parecías decirnos incapaz de pronunciar sino algunos vocablos sueltos. Corrías de allá para acá, y de cuando en vez nos mirabas invitándonos a compartir el prodigioso descubrimiento que se revelaba ante ti. ¿Recuerdas el tiempo de los primeros descubrimientos? Cuánto todo lo que hoy día damos por sentado, presentaba sus credenciales por primera vez. Yo por mi parte nunca olvidaré, aquella tarde en que la lluvia y tú, se conocieron.
Relatividad
Ellos quieren volver al origen, pisar nuevamente el paraíso…
sin saber que el espacio no existe, allí donde la dicha dura apenas un segundo.
Sobrevivir…
Sobrevivir… sí, ¿pero a qué precio?
Cuando te das cuenta de que vives en una fina capa de roca y tierra que flota sobre un océano de magma incandescente con forma de pequeño planeta que gira a miles de kilómetros por hora en torno a una gigantesca bola de fuego en medio de la nada los problemas se ven de otra forma, en realidad la propia existencia se ve de otra forma, si asumes que en realidad no tienes control sobre nada lo único que queda en tu interior es una inmensa sensación de paz porque por fin te has abandonado a la suerte de tu destino, nos pasamos la vida persiguiendo cosas, metas, proyectos…, es asombroso que tengamos un mínimo control sobre nuestros actos, sin duda una libertad que parece una broma teniendo en cuenta que además sólo estamos por aquí por un tiempo limitado, luchamos sabiendo que todo se va a terminar algún día, ¿de dónde salen esas energías que nos impulsan a asumir proyectos y responsabilidades complejas?, ¿cómo es posible que sintamos una necesidad tan imperativa de trascender como especie en un tiempo y espacio en el que no existen las garantías?, porque no existen las garantías, ¿es quizás la esperanza la mayor fuerza motora de la vida?, y si es así, ¿hasta qué punto depende de nosotros crear y administrar esa esperanza?
(Fragmento)
Ángel A. Teijeiro Galván
«En esa inmensidad a la que llaman tiempo…»
Me encuentro justo ahí… en el vacío que se forma entre aferrarse o dejarte ir.
#FJGonzález
(Marzo 2016)
No ha llovido más…
No ha llovido más, no han caído nuevos tintes que subyuguen, ni me he bebido ya más el sabor de sus labios, ni el aroma que despiden sus ansias ruborizadas, mañanas sutiles de sueños desprendidos, su tenue respirar con nombres de sonrisas bebidas al tiempo, al tiempo esparcido entre los dos.
Ya no ha caído el torrente de gotas sobre su torso, ni la acuarela de cariños que solía dibujar entre sus pliegues, en la expresión ambigua de sus ojos de luna, vocablos extendidos en lo profundo de un corazón extraviado a golpes de te quieros y de versos inversos declarados en el más íntimo sopor, de aquellos besos que no volverán.
Eugenio Rivadeneyra
(29/01/2018)
Che…
El año de tu nacimiento, justo un mes de diciembre, todo Santa Clara le esperaba. Nada más parecía cobrar importancia. El tiempo mismo detuvo su trajín aciago y se sentó en el parque, como si quisiera darnos un merecido respiro. ¡Lucía tan distinto!, los cabellos largos cual melena de león al viento, también barba y bigote… nada que ver con la última vez que anduvimos juntos por Arenales. Ya casi nadie le llamaba Ernesto. Avanzaba firme, con paso seguro. Al pasar cerca mío no pareció reconocerme, o quizás no me vio ante tal multitud. ¡Cómo pasa la vida! Nunca hubiese imaginado que detrás de aquella mirada inocente de porteño burgués, hervía tanta revolución.
Tres Tiempos… Haikus
(… a ese abrazo que me devuelve el sueño.)
I
Hubo un tiempo
donde el solo roce
nos abrasaba…
II
Hay otro tiempo…
de la paz que dormita
en el silencio
III
Habrá uno más
donde no haya calor…
sólo ausencia
V.H. para T.B. ( Nov. 2017)