¿Cómo pueden vivir mi esperanza y mi desasosiego en el mismo Mañana?
V.Hayes para T.B.
¿Cómo pueden vivir mi esperanza y mi desasosiego en el mismo Mañana?
V.Hayes para T.B.
Sobrevivir… sí, ¿pero a qué precio?
Cuando te das cuenta de que vives en una fina capa de roca y tierra que flota sobre un océano de magma incandescente con forma de pequeño planeta que gira a miles de kilómetros por hora en torno a una gigantesca bola de fuego en medio de la nada los problemas se ven de otra forma, en realidad la propia existencia se ve de otra forma, si asumes que en realidad no tienes control sobre nada lo único que queda en tu interior es una inmensa sensación de paz porque por fin te has abandonado a la suerte de tu destino, nos pasamos la vida persiguiendo cosas, metas, proyectos…, es asombroso que tengamos un mínimo control sobre nuestros actos, sin duda una libertad que parece una broma teniendo en cuenta que además sólo estamos por aquí por un tiempo limitado, luchamos sabiendo que todo se va a terminar algún día, ¿de dónde salen esas energías que nos impulsan a asumir proyectos y responsabilidades complejas?, ¿cómo es posible que sintamos una necesidad tan imperativa de trascender como especie en un tiempo y espacio en el que no existen las garantías?, porque no existen las garantías, ¿es quizás la esperanza la mayor fuerza motora de la vida?, y si es así, ¿hasta qué punto depende de nosotros crear y administrar esa esperanza?
(Fragmento)
Ángel A. Teijeiro Galván
Si estuviera junto a ti, guardaría en la nada
el espejo de fantasías que te hicieron sufrir los sueños imposibles,
los recuerdos que lastiman y acongojan; guardaría las lágrimas
sin respuestas o el abrazo inconcluso que no volverá.
Si estuviera junto a ti, entraría por tus pupilas a mediodía,
tomaría tu corazón entre caricias y le hablaría de los buenos instantes
que la vida te da. Entraría de puntillas y moldearía un mundo
sin secretos, sin mentiras, sin quizás, sin tal vez, sin no sé.
Si estuviera junto a ti, llenaría mi boca de delicias, tu cuerpo
de maravillas, tus cielos y mi tierra volverían a su centro
en caudales de dichas, una estrella de verdades para mí,
una selva de esperanzas para ti.
Si estuviera junto a ti.
Eugenio Rivadeneyra (2012)
Por un instante pensé que estaba soñando. La sirena de la locomotora era algo muy arcaico en un país donde ahora no hay trenes. Pero allí estaba. En mis oídos, en la noche, en la piel del recuerdo. Era mi abuelo, mi tío, un séquito de fantasmas que convivían en mí y que, sin embargo, había olvidado. Casi fue un segundo, pero tan intenso como para percibir esos olores de la infancia (yerbabuena y brea, dulce árabe y pastelitos de hojaldre) que todavía guardo con la sutil esperanza del Tiempo en reversa, de mi madre joven, de las hojas de parra haciendo arabescos de otoño y la voz suave de mi padre cuando me compraba una revista. Ahora, lo que queda es el sordo pasar de la locomotora por un pueblo que ya no existe.
© Juan José Mestre
¡Ahí! ¡Ahí, quiero estar!
Quiero pensar que no hay sangre, destrucción, hambre y sed.
Pensar que el aire es mío, revolcarme en las nubes,
despojarme de mi vestidura inútil y raída.
Quiero ser sol de mi propio universo,
prescindir de todo lo que no sea pulmones
y respirar el frío que tornaré en agua pura
que calma,
que lava,
que refresca,
que renueva.
Diosa mía y de mí,
contenedora del amor
Regadera de la esperanza.
Miranda Merced
La esperanza es lo último que se desdibuja…
#TrancasB
Maté todos los hijos,
antes de que nacieran
… quemé los árboles
y pisé todo lo verde,
portador de esperanza.
Sólo me salva ahora
del miserable olvido,
escribir sobre tu piel desnuda
el libro de mis ansias,
con la tinta transparente
de mi simiente…
¡Apiádate de mí!
©Jc. Brenny
(Enero 2012)
«…a veces me resisto a dejar el teléfono y dormir precisamente para evitar eso, que sea el sueño quien gane la batalla a la esperanza.» – J.G.
La pobre niña
se despertó contenta…
se rizó el cabello
se pintó los ojos
y mordió sus labios
para encenderlos
porque no tenía carmín.
Esperó
se desveló
y continuó esperando
hasta que su cabello
se hizo lacio,
sus lágrimas negras
… y un hilillo de sangre
bajó de sus labios
de tanto morderlos,
una y otra vez.
-Apenas una luna-dijo para si,
justo antes de que el sueño
le ganara la batalla a la esperanza.
©M.A para T.B. (2014)
La desnudez es una esperanza, que han querido vestir de vergüenza… cuando el único ropaje que admite son los encajes.
Definitivamente… es la utopía quien mantiene viva la esperanza.
TrancasBarrancas
(… a F.J.G.)
No les ves, pero las palmas de mis manos esconden callos, de todos los vanos intentos por querer alimentarte el alma. Me siento a un lado del camino, para poder despegar los pies de la tierra que me ata a tu recuerdo y que nunca compartimos… mientras mi espalda, apoya el peso de toda la ausencia que le colgaste un día, sin encontrar alivio.
No voy a negar que “saberte” es el gozo cada vez más lejano que divide la rutina es espacios tolerables; pero se me están acabando los testigos… y nuestra historia se estremece entre besos imaginados y placeres vividos.
He confesado todas mis angustias, roto todas mis promesas y medido cada uno de mis pasos, a sabiendas de que podía engullirme por completo la desesperanza. Dejé que los miedos se acostaran en tu espacio de la cama y ahora cosecho las tempestades que sembraron mis vientos.
Pero te amé, debes saberlo… con pasos inseguros, tambaleantes de miedo. Te amé como tan sólo puede amar la inocencia, impaciente, redonda, plenamente inconsciente. Te amé, con la fuerza brutal del que todo lo cree.
Ahora, quedan atrás tus risas estruendosas perturbando mi orden, como siempre; junto a unos versos que nunca me escribiste y al desorden que habita mis armarios cerrados. Allí, donde guardo las pistas para encontrar tu rastro cuando perdiera el rumbo; en la compleja trama de este sueño escurridizo que compartimos, aunque fuese sólo eso… un sueño.
¡Maldita la esperanza de volver a tenerte!
¿Es que acaso no ves que te has quedado solo?
V.Hayes para T.B. / 2011
***
Sin título, pero con nombre…
Te amé como niña,
con los ojos cerrados y el corazón abierto.
Con pasos inseguros,
tambaleantes de miedo.
Te amé como tan sólo
puede amar la inocencia,
impaciente, redonda,
plenamente inconsciente…
Con la fuerza brutal
del que todo lo puede,
del que todo lo cree,
del que nada retiene para sí.
Tú, perturbaste mi orden
con tu risa estruendosa,
con tus versos de hombre,
con tu magia de amores.
Desordenaste todos mis armarios cerrados
y fuiste dejando cosas,
donde encontrar tu rastro…
Aprendimos a hablar un lenguaje secreto,
que nadie comprendía,
tuyo, mío, muy nuestro…
Donde encontrarte siempre que perdiera mi rumbo,
donde sentirte cuando no estuvieras conmigo.
Quizás por ello sea,
que cuando me detengo
a contemplar tu risa,
o esos ojos aviesos que rompen el silencio,
o a embriagarme en tu voz de melodía temprana,
o a recordar, la medida exacta donde va mi cabeza
en tu pecho… el mío se me quiebra,
y el corazón revienta de alegría.
Quizás por ello nacen, cuando menos lo espero,
al son de una cantiga, mezcla de isla y cierzo,
de entre este dulce caos que armas en mi vida,
los versos:
(¿Máis como é iso posible?
Cunha sinxela cantiga,
Unha lembranza só,
Podanme rachar o peito
Até sentir
Explodir meu corazón
en mil bicos infinitos
que están a chamar por seu nome…)
V.Hayes / Febrero 2011
– Voy a desaparecerte un bocado a la vez… lentamente-, él la dijo. Y fue la certeza de su propio peso, aunado a la parsimonia que lo caracterizaban en su obrar, lo que la hizo sonreír… ante la esperanza de que dicho proceso iba para largo.
Trancas Barrancas