No quiero que aprecies la belleza de esta foto, o de estas palabras. De nada me sirven las cosas que son bonitas, o feas. Las hay a miles, sin ninguna importancia.
Cuando disparo una foto al agua, quiero que sientas sed, o unas ganas irrefrenables que quitarte la ropa y sumergirte, cuando escribo sobre los caminos es para que pase por tu cabeza la idea de ponerte las botas y salir ahí, a disfrutar del frío viento de la Sierra.
No me digas que es bonito: sientelo. Porque nada sirve si no te hace sentir algo más que belleza, si no te enciende la sangre de alguna manera.
Por eso la mayoría de las fotos no sirven para nada, por eso la mayoría de los escritos sólo son combinaciones de palabras más o menos agradables y entretenidas.
Pero, si no te remueve por dentro, no sirve de nada.
Y dicho esto, esta es la fuente de Dúrcal. Y, a mi, me calma la sed y, a veces, me cura el alma.
Iván Iglesias C.