«Hay gente sin sexo. Son aire, agua, tierra. Huelen a sudor fresco y su cercanía electriza… y su voz… con sonido o sin él.» –Miranda Merced
Se colocaba justo detrás del cuello el mágico artilugio que emitía la carrasposa voz como un tormento. Lo hacía para recordar aquel susurro primero que le estremeció la piel hasta empaparla toda, en el llanto de esa Llorona que una noche sin luna, con sus labios rozándole ahora el cuello, ahora la oreja izquierda… Chavela le cantó al oído.
Llorona… Llora tú amor con sabor a raíz y nostalgia, a memoria añeja en alambique de besos maduros, llora recuerdos de labios al roce de comisuras danzando deseos casi sin tocar, llora llorona tu amor de a poquito, bebé su amor con tiento y en silencio.
Tú eres mi elefante … y yo tu paloma. Tú me des-dibujas realidades para pintarme fantasías en el pecho abierto.
Y no soy tuya y tú no eres mío, pero nos somos el uno al otro… como todos los amantes … como nunca nadie.
Y no me tienes, elefante, cómo quisieras, bajo tu pata… porque el peso de tu amor me mataría.
… pero me poso sobre tu lomo y te hago cosquillas en la espalda mientras te voy queriendo y me vas amando y nos vamos burlando juntos, de la maldad del mundo.
No reniego de minaturaleza, no reniego demis elecciones, de todosmodos he sido unaafortunada. Muchas vecesen el dolor se encuentranlos placeres más profundos,las verdades más complejas,la felicidad mas certera.
Tanabsurdo y fugaz es nuestropaso por el mundo, que solome deja tranquila el saberque he sido auténtica, quehe logrado ser lo másparecido a mi misma que hepodido.