En manchas de agua y de color,
se vislumbran los mundos de su imaginación.
Húmedas calles que cobijan
la desnudez de unos árboles sin hojas,
plazas repletas de gente
paseando en inviernos de blanco y azul añil,
viejas catedrales vacías de credos e ilusiones
… y la lluvia,
buscando ser parte de aquel beso
que dos enamorados se entregan en el callejón.
Las farolas levantándose en medio de la noche,
como soles menudos que pretenden alumbrar su negritud…
Los paraguas… sin rostros, sin nombres,
que se entrecruzan sin apenas rozarse
en una danza mágica y urbana.
Los coches aparcados en solitarios
… y los perros sin niños.
En sus manchas de agua y de color,
se detienen los ojos de tantas madrugadas sin sueño…
y en su paleta ocre, desteñida,
duerme el sabor a recuerdos, a pasado
… donde toda la vida era sencilla.
©V.Hayes (Enero 2013)