Ante la imposibilidad de tocarte, esta es mi particular manera de hacerte el amor.
#TrancasB
La yelda levedad de tus pechos… me ofrecen
su masa como pan destinado al sacrificio,
para aplacar la furia de mis hambres.
Harina, agua, hurmiento… y mis manos,
se entregan a la hipnótica faena, de procurar
aquel primer alimento de mis nostalgias.
Un ir y venir en movimientos,
ahora suaves… ahora más contundentes,
van dando forma al trigo de tu piel.
Sobre la artesa te descanso, y descubro
bajo la visión oculta de sus mantas,
la turgente firmeza de tus lunas nuevas
y esos hoyuelos que Él tallara
cuando amasaba el barro al final de tu espalda.
Embriagado… en una mezcla de sudor y levadura
… amaso, sobo, dejo recentar, levo…
y el fuego de los leños aguarda crepitante.
Hinco los dientes y siento tu firmeza
Arde mi boca con el vapor que emana tu sonrisa.
Y soy un hombre, un crío, un viejo…
deleitado en la imposibilidad de este milagro
que multiplica tu miedo y mi locura.
«Te dejo descansar sobre el escaño
y al poco tiempo contemplo tu regreso
… entre las manos una taza de café,
el pan, el queso, un guiño y susurrando:
“amor, ya vuelve a estar listo el desayuno.”
Trancas Barrancas
Esas inveteradas costumbres,
que con dominio
has zarandeado por el tamiz del tiempo,
hasta encontrar la rutina que te resguarde
del caos que en un principio te preparó la vida.
Ese lenguaje firme con que afianzas tus pasos,
cada días más cansinos…
de lógica aplastante y fe incierta.
Ese mundo tan tuyo, tan resguardado y sólido,
que tus manos de hombre han construido,
tu mirada zafia, tu saberte distinto
… temblará, vida grande,
hasta estremecer su simiente misma
con el sólo susurro de un «pídeme permiso»
a la hora del desayuno.
Con cada palabra sencilla,
carente de sentido si se pronuncian sola,
pero anegadas en un millar de recuerdos.
Y volveré…
cuando menos lo pienses,
estaré allí…
en el pequeño gesto de una mano abierta,
que peligrosa azota a una piel titilante
y te recuerda un «¡Pégame!»
que supliqué anhelante
O en tus dientes hicándose
a una jugosa fruta
que fluye,
como chorreó mi savia por tu boca.
Robaré a tu diccionario las mejores palabras
y esconderé mi rostro tras las definiciones.
Allí estaré aguardando… en un libro cualquiera,
para asaltar de improviso tu memoria.
Cuando se escape un susurro donde llamarme puta…
y recuerdes
el maraqueo sabroso de mis pechos morenos.
Y en sus bocas de grana veas ésta, la mía…
colorada, mordida, brillosa de tus babas.
¡No! No te será tan fácil, después de haberme amado.
¡Ya no estarás a salvo!
La ausencia y la distancia, aliadas a mi reto,
son dos hembras cualquieras.
Por ello en el momento más inesperado…
una bachata rosa,
una canción de Zenet,
en la poesía de Silvio,
al tocar tu guitarra,
volverás a sentir al pecho pizzicatos
como aquellas pequeñas mordidas que me dabas.
En las cosas más simples,
en las más cotidianas, puse mi maleficio…
y sin saberlo tú invocarán mi nombre.
Cada palabra nuestra,
cada lugar andado,
cada gesto,
traerá consigo su recuerdo de mí
… ¡y temblaras!
Pero yo ya no estaré para abrazarte.
Lo sé, porque también… me sucede lo mismo.
V.Hayes para Trancas Barrancas
«… tus tetas me aman… y lo sabes.»
J.G.
Quitó mi brazo, vestido de vergüenza
y recogió mis pechos caídos
con ambas manos,
como el niño
que recoge un puñado de arena,
desparramada.
Acercó su boca sedienta de verdad
y se amalgamaron a una
pechos, gemidos, boca, manos y arena…
para saciar el apetito
de un verdadero hombre.
Y reímos juntos carcajadas inquietas,
como quienes, al vuelo,
se burlan de la gravedad y sus prejuicios.
Fueron entonces mis pechos
su deseo más hermoso,
de todos cuantos ha besado,
los más bellos.
Trancas Barrancas
***
He moved my arm, dressed in shame
and gathered my saggy breasts with both hands,
as a child who gathers a handful of spread sand.
Then he brought his mouth over,
thirty with truth,
and amalgamated to one
breasts, groans, mouth, hands and sand…
to satisfy the appetite of a real man.
And we laughed together,
with an anxious laughter
as those that, while flying, mock gravity
and its prejudice.
At the time my breasts became his upmost desire.
Of all those he has kissed,
the most beautiful ones.
Si pudieras
escuchar el aguacero
que repica ahora
sobre mis espaldas
te estremecerías
por completo,
cuando los besos de mi pecho
se posasen sobre las tuyas…
y la tibieza
de estos senos desnudos
a tu espalda abrazados,
te cale hasta los huesos,
como me penetra ahora
el frío de tu ausencia
… cortante.