Las fotografías

Poco a poco, van desapareciendo los paraísos.

Las primeras en aparecer fueron las fotografías de bucólicos paisajes, seguidas de otras que mostraban familias de sonrisas perfectas en escenas cotidianas. Luego, todo se hizo más personal y un tanto circense:  rostros golpeados, “rámpanos” en los dedos, viejos borrachos, jovencitas enseñando las tetas, etc., etc.

Entonces, casi de manera imperceptible, empezaron a llenarse los muros con fotografías de animales maltratados, niños deformes, mujeres golpeadas… nada era tan privado o indecoroso, como para no compartirse.

Ayer, -como si no fuese ya el colmo– colocaron, justo debajo de la foto de un difunto en su féretro, una nota que decía: “Por este medio agradecemos a todos cuantos se han hecho presente en el velorio del tío Julián. Aprovechamos la oportunidad para invitarles a la misa de los nueve días que se estará celebrando de mañana en ocho, a las seis de la tarde, en la iglesia de Las Mercedes».

©Trancas Barrancas (2012)