Hace unos días le agradecía a una amiga, de esas que terminan convirtiéndose en hermanas, su presencia en mi vida. Sin mucho tacto y delicadeza la comparaba con una araña. Quizás algunos de ustedes conocen la canción infantil en que la que una insignificante tela de araña se va llenando de elefantes.

El 2016 fue un año de cambios y de decisiones profundamente difíciles, de personas nuevas y de personas que ya no estarán, de confusión, de lucidez y también de deseos de abandonar elementos vitales.

Por suerte en mi jardín siempre encontré alguna araña tejiendo redes para evitar caídas dolorosas o para brindarme un lugar donde descansar, para recordarme la belleza de lo simple, darme un poco de humildad o de buen humor según fuera necesario.

De alguna de «mis arañas» no conozco su rostro y otras las veo a diario. Lo importante es que terminando el 2016 se que están dando vueltas por ahí, que siguen tejiendo para mi y para otros.

La próxima vez que encuentres una telaraña, es sentido real o figurado, déjala que siga haciendo su trabajo, con un poco de suerte podrás encontrar la magia de perlas de rocío o la fortaleza necesaria para seguir en el camino.

¡Gracias!

M. Orli P.

m-orli-p
by Orli Peña