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Fagia

Llevaba varios días despertándose agitado y sudoroso, a pesar del frescor de los 24 grados del clima artificial. Si era producto de una pesadilla, no la recordaba; pero de haber tenido que nombrar la extraña sensación resultante, la describiría como el desasosiego que produce el saber que tu cuerpo se está comiendo a si mismo. Más que comiendo, devorándose con fruicción y gula, a un ritmo acelerado e inclemente.
De no haber tenido cita con su endocrino, la cosa hubiese quedado allí… pero con cada marca sustraída, de la cifra que fuera su peso anterior, la maldita báscula le iba confirmando sus más antropofágicos temores.

#TrancasB

by O. Guayasamín

Del Café y las Supersticiones…

Hay que ver cuán supersticiosos somos los humanos. Para ser la especie animal que mayor alarde hace de la Razón, nos pasamos la vida apostando a ritos y creencias que, desafiando todo conocimiento, lógica y hasta sentido común, se arraigan en nuestra mente, hasta volverse verdades absolutas. ¡Qué locura!

En estos tiempos en donde festejamos la salida de un viejo año por un recorrido que apenas inicia, alrededor del sol, nos vemos envueltos en una serie de rituales mágicos que auguran salud, prosperidad y buena fortuna a aquellos cuanto los practican. Algunos de antiquísimos orígenes y otros, que hemos ido adoptando de viejas costumbres que se han vuelto repetitivas con el paso del tiempo. Ayer, por ejemplo, salimos a realizar unas compras de última hora, -caos que ni siquiera deseo recordar- a fin de contar con las benditas doce uvas que se deben comer durante la transición del año viejo al nuevo. Dicha tradición, de origen español y difundida por toda latinoamérica, augura buena fortuna a todos aquellos que, con cada campanada que marca las doce de la media hora y el fin del viejo año, se atragantan los frutos de la vid (y mire que procuramos que fueran de las negras, pequeñitas y sin semillas) al son de unas campanas que en la mayor parte de la geógrafía que nos ocupa, son imaginarias.

La mejor parte de la anécdota, es que pasado tanta jodienda, a todos se nos olvidaron las benditas uvas. Se nos olvidaron, porque estábamos muy ocupados abrazándonos y besándonos, apoderándonos con toda la premeditación, alevosía, asechanza y malafé del calor ajeno, que nos entibiaba el alma y calma esos 18 grados que se nos hacen tan fríos a los caribeños. «¡Joder! Se nos olvidaron las uvas… » y nos reímos a carcajadas con la gracia y la inocencia de aquellos seres inmunes a los malos augurios, los niños.

Entonces usted comprenderá porqué, amigo lector (perdón por la confianza, sigo resacado), mientras me caliento las manos con este jarrito de café recién colado, me he puesto a pensar en la necesidad de no permitir que las costumbres y tradiciones, se nos vuelvan supersticiones. Supersticiones de esas que ennegrecen el corazón con miedo e inacción… y no nos permiten apreciar que la mejor fortuna ya está aquí, con nosotros, en forma de un par de brazos que no desean aferrarse a nadie más que a nosotros y nuestros maltrechos cuerpos. ¿Acaso hay mayor fortuna que ver el paso de los años (de las décadas en nuestro caso) en compañía del amor (es) de tu vida? ¡No me joda nadie! Al diablo las uvas, la silla aquella, las maletas que sacamos a pasear a medianoche, etc., etc. Al diablo todo lo que no seas tú… y tu abrazo infinito que entibia hasta el tuétano mismo e infunde vida con su calor.

Un café con los amigos, bien pudiera convertirse en un ritual de año nuevo. De niño recuerdo los paseos de año nuevo visitando amigos y familiares con quienes no pudimos compartir la noche anterior. WhatsApp se está robando esa preciosa tradición, con sus putos repetitivos mensajes de «Copy & Paste». Rescatemos el ponche, el chocolate y el café con los amigos, uno al día, por cada mes del año, hasta completar los doce meses; y si las circunstancias no nos lo permiten, al menos intentemos tomarnos un café con un amigo al mes. ¡Venga!, que esa no es tan difícil… y le aseguro que la buena fortuna le perseguirá todo el año, porque el amor verdadero sí existe, se llama AMISTAD.

Brindo por los amigos, los buenos amigos, lleven el sobrenombre que lleven: hermanos, primos, amantes, virtuales, etc. Por un venturoso 2019, lleno de gratas experiencias e inolvidables aprendizajes…. ¡ah!, y mucho pero que muchos abrazos… 😉

Sus amigos de TrancasBarrancas
#TrancasB

Noticiero…

Mi noticiero son mis amigos
lo que gustan, lo que aman
lo que desprecian y les molesta
sus versos, sus risas,
la música con la que buscan
llenar mi corazón…
La desdichas que les conmueven
las frases que les motivan
sus sueños, sus llantos
el café amargo de mañana
y tu cuerpo, entibiando
la frialdad de mi espacio…
Nada más requiero,
para saber que el mundo
seguirá girando.

Jc Brenny  (2013)

Pincel

La Geometría Perfecta de tu Cuerpo (Dueto)…

 

– Y por qué no encontrar-nos puntos en común- sugerí al ver la invitación en su mirada.
Entonces comenzamos por las manos, dedo a dedo, que al tocarse convergían los primeros puntos de contacto.
Para cuando nos descubrió la madrugada, habíamos trazado líneas, cruzado tangentes, formado planos y triángulos escalenos, en una danza geométrica perfecta, hasta llenar todos nuestros espacios en blanco.

© V.Hayes / JcB. (2013)

geometriaperfecta
by desconocido

Estocadas…

Un día de estos no podré contenerme
y devolveré con la misma verdad
el ojo y el diente
con el que tu cuerpo aguzado,
como daga de los filos,
violenta mi sosiego… y me hiere.

#FJGonzalez

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Un día de estos no podré contenerme
y devolveré con la misma verdad
el ojo y el diente
con el que tu cuerpo aguzado,
como daga de los pecados
violenta mi sosiego… y me complace.

J. Zubeldía

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Las dichosas estocadas!! Larvarias intenciones que determinan el eros-tanatos del placer (para un morir inolvidable)

E. Gautreau

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Un día no podré contenerme y os devolveré con la misma verdad todo el bien que se me ha hecho… Porque es de bien nacido, el ser agradecido.

Josep Portell Planas

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Un día de estos seré yo el verdugo de espada decapiadora y uno a uno hice matando tus sueños como lo hiciste tú conmigo.

Jovino González

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estocadas
by desconocido