(al amigo Osvaldo Añez)
Ella lee el periódico como todos los sábados, y yo duermo a su lado… rendido, agotado. Como duermen los críos acurrucados al calor de la madre. Como quien se sabe dueño de la nada… y nada le preocupa, y nada le amenaza. Como quien logra librarse de este cuerpo de plomo y todos sus apegos, para volver en sueños al abismo donde antes entregué mi firmeza… para soñar profundo con esa plenitud que hace tan sólo un momento fuera mía.
Y ese momento pleno, de inconsciencia finita, donde rindo a sus pies mi locura de hombre… es lo más parecido que existe al amor verdadero.
TrancasBarrancas
Hoy es un sábado sin arrepentimientos… para dejar que el frío te cale hasta los huesos y luego, entibiarte el alma con una taza de café (té, chocolate o atole). Les deseamos una tarde plenamente otoñal, amig@s… en la mejor de las compañía, o de los recuerdos.
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