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Abecedario… A


Anoche fui hombre y creí poseer a un hada. Se llevó mi aliento y mis sentidos. Me privó de su canto, que pensé tan mío. Ya no sentí su aroma de plumaria amanecida, ni el sabor embriagante de sus besos. Se marchó con las sombras y al despertar el día, tenía rubíes entre mis dedos, y en la mente una poesía.

Miranda Merced para T.B.

by Elena Saiñena

Aroma de Mujer

( a L.L.)

Un perfume debe oler como “las partes íntimas de mi amante”
Jacques Guerlain

Cerró los ojos y se llevó índice y mayor justo hasta la hendidura del filtrum, entre la comisura del labio superior y la base de la nariz; como si no supiera qué hacer primero: oler o probar. Luego, lentamente… fue esbozando una sonrisa entrecomillada por los surcos de sus mejillas, en un atrevido gesto de egoísmo supino de quien no piensa en modo alguno compartir su dicha.

#TrancasB

by Elisa Scascitelli
by Elisa Scascitelli

 

 

Cómo Comerse el Tamarindo…

 Comer tamarindo es una experiencia sensorial. Con cuidado, pero con seguridad, quiebre usted la cáscara entre sus dedos, si el sonido es crujiente, es índice de su frescura. Es importante evitar que trozos de la piel arruinen la pulpa. Una vez desnudo asegúrese de que su hermoso color marrón rojizo es uniforme, su textura debe ser firme aunque maleable, tal vez un poco pegajosa, lo cual no resta, sino que suma a la exótica experiencia.

Acerque la fruta a su nariz, puede cerrar los ojos si desea concentrar sus sentidos en el espeso aroma que, de seguro, estimulará sus glándulas salivares. Esta preparación es importante si desea disfrutar la fruta en toda su dimensión.

Antes de morderla deslice la lengua por la pulpa, así conocerá su balance agridulce de antemano. En este punto puede abrir los ojos si así lo desea. Este preámbulo debe ser más o menos estándar, la manera de comerlo lo dictará el momento. Puede usar los dedos apretando la base, para desprenderlo de la fibra, o puede hincar sus dientes, desde el principio, en la pulpa y saborearla pedazo a pedazo.

Se recomienda no tragarse la semilla. Separarla de la carne es otra historia.

¡Buen provecho!

B. Miranda Merced

Tamarindo
by desconocido

Lomos… II

(Provocado por sus «Lomos»)

A pesar de que algunos pensarían que es objeto de vergüenza el pensarlo, ni digamos el hacerlo, me enloquece olfatear tu ropa usada luego de revolcarnos en el patio trasero, cerca del establo. El relincho de Brau me lo recuerda. Acerco entonces tu camisa a mi rostro, acaricio con ella mi pecho, y vuelvo a enterrar mi nariz en su aroma luego de enjugar mi vientre. Es mi rito sagrado. Vuelve a relinchar Brau, asomado a la ventana… como si supiera…

Miranda Merced

 

 

¿Café?

Hay cosas pequeñas, que encierran tesoros inmensos. Como un instante… finito, efímero, pero que guarda en su brevedad el beso que hoy me diste, y permanece. Como un grano de café tostado contiene el aroma de tu piel en las mañanas. Hoy doy gracias por las cosas pequeñas y simples de la vida. Esas que saben llenarte, de a poco, todos los rincones.

TrancasBarrancas

by desconocido
by desconocido