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De lo Leído…

Después de haber soportado la carga del deber y de haberse entregado por completo al caduco arte de la creación, estaba firmemente dispuesto a enamorarse con intensidad, cabalmente; en eso al menos le gustaría llegar a ser ni más ni menos como cualquier otra persona. En la atmósfera y en su corazón reinaban mezclas de sentimientos extraños y, quizás por eso, cuando la conoció no osó siquiera a pronunciar su nombre.

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Poco después del adviento, en una olvidada esquina de un lugar que tenía toda la pinta de ser el universo infinito, algo o alguien -probablemente la casualidad- me reveló tu nombre. No fue un soplo de suave cadencia, no. Lo recuerdo más bien como un aullido, una perturbación necesaria y violenta del aire, que me despertó del letargo y la tristeza, e, igualito que un perro, me puso tras tu rastro.

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Indiferente a lo que veían sus ojos, vivía refugiada en las tenues sombras de un sueño ciego, y era allí, en la intimidad de la penumbra, donde tenía por costumbre mostrar las coordenadas de su belleza. Nunca dio muestras de heroicidad alguna en la defensa de su yo hasta que, finalmente, fue conquistada por una persistente tentación que la perseguía desde muy lejos. Las flechas del tiempo saetearon cada poro de su hermosura, pero nunca se olvidó de respetar su propio sitio en el mundo.

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©J.G.G.  

by Gimbel
by José G.G.

Desagüe…

(… a Óscar París)

Las bocas de tormentas,
a pesar de ser menudas,
guardan dentro del vientre
hombres que se han tragado enteros…
y que no viven ya,
a pesar que respiran.

Su hipnótica hermosura es engañosa,
como la de tantas otras
que cruzaron mi camino.

La vi caer…
abandonarse en la espiral de su danza,
a la líquida complicidad de las aguas.
La vi entregarse,
como si de antemano supiera su destino.
Vi una hoja caer…
y hasta este día
había sido su único testigo

… la vi morir.

‪‎TrancasB‬arrancas

by Oscar Paris, desague
by Óscar París

Por partida triple

Las bocas se pegaron una a la otra como el hierro al imán. Mientras el hecho tuvo lugar, quedaron envueltos en una burbuja de tiempo que se fue alargando sin que nadie tuviera conciencia de él. Más tarde, con los labios ya exhaustos y sólo para disimular, el tiempo se acurrucó sobre sí mismo construyendo remansos equilibrados de sosiego y luz. Fue un beso largo y sediento con tintes de ferocidad. Un acto bello y, a todas luces, necesario.

***

La hermosura de su piel, orgullosamente dorada por un sol de justicia, dio alas al eterno funambulista para que se bajara un rato del alambre y recordara, no más, que algún día estuvo en aquel lugar y que aquellos labios fueron suyos.

***

Los objetos hablan, dicen cosas de sí y cuentan historias sobre aquello que les rodea. La dificultad radica en encontrar el momento más propicio para recoger la confidencia. Hoy sin ir más lejos, mientras recogía la mesa, la botella del agua me preguntó por ti, y no supe qué decirla.

J.G.G.

 

by Dan Webster
by Dan Webster