Mañana de domingo sin ti…
(“… tan hermosa que te rompe el corazón.”)
Todas las cosas hermosas
terminan por romperte el corazón…
Recoges
los pedazos del suelo,
primero los más grandes
luego los pequeños.
Con aguja oxidada
e hilo podrido
les remiendas
… e intentas,
por enésima vez,
que vuelvan a latir.
Te prometes
que esta será la última,
hasta que un día
los estropeados añicos
yacen irreconocibles
entre tus manos.
«… y tú procurando a empezar».
©V.Hayes (2012)
***
No soy el corazón roto… soy la puta grieta.
JcB para T.B.
(… un día de Sant Jordi cualquiera)
Pidió para sí uno de sus libros… uno que hubiese sido suyo por mucho tiempo; cuyas páginas, cada una de ellas, hubiesen sido tocadas por sus manos; uno de gran importancia, que le hubiese impactado en gran manera y, en modo alguno, influenciado su carácter como escritor. Y pues claro, no podía ser menos, cuando vino a verla -cruzando poco más de seis mil kilómetros de distancias y desasosiegos varios-, la trajo un pedazo de su corazón… tal cual estaba y sin mayores afeites -sepia, marcado por todas partes y lleno de notas escritas a lápiz, por si algún día llegaban los remordimientos-, la única copia del Quijote que poseía en su selecta biblioteca, y que en si misma guardaba su propia historia.
TrancasBarrancas
Una vez estuvo frente a la gorgona, se quedó mirando sus ojos fijamente… con la esperanza de que pudiera petrificarle el corazón. De más transcurrieron las horas. Fue vano todo esfuerzo. Había llegado el tiempo de sufrir.
Tanto dolor había en su alma que ella avergonzada bajo la mirada.
M. Orli Peña
De un momento a otro, sin nadie estarlo esperando y sin que se conocieran las razones del origen, brotaron del asfalto corazones de un rojo intenso, que el viento helado llevó hasta los brazos mismo de las soledades que habitan la ciudad.
El hambre que me hizo salir bajo lluvia y granizo a por el pan, me convirtió en testigo.
TrancasBarrancas
Pocas cosas hay tan cotidianas como el café… como los besos pequeños, que apenas se detienen a tocar la piel; como los amaneceres de colores intensos, que acontecen tras las nubes grises de un día lluvioso, y no por ellos son menos ciertos; como los desayunos pausados y sin prisas para saborear la vida, de los fines de semana; como su desnudez detenida junto al diario sabatino, que reza la locura infinita del mundo mientras su paz lo llena todo.
Hay quienes desprecian lo cotidiano, por humilde, por repetitivo… sin saber que en ese acontecer pequeño, en el que apenas reparamos, se forja la zapata de nuestra vida, los fundamentos más firmes de todo cuanto somos y deseamos alcanzar en un futuro. La cotidianidad, como la taza de café que acarician sus manos, es pequeña… pero su belleza en tan inmensa, que cruza las más abismales distancias, hasta llegar a entibiar el corazón.
TrancasBarrancas
“Tú y yo nunca aprenderemos a coincidir…”
Me acerco…
y te huelo el miedo.
Más allá del punto de quiebre,
crece mi resiliencia de ti
… y las intrigas de tu boca
quedan sin pronunciar
en los besos que nunca nos dimos.
¡Maldito cobarde!
Ya poco queda
de aquel corazón de metal
que se hizo carne
para sufrir contigo.
Seco el llanto
y enmudecidos los reproches,
sentirás las dagas negras de mis ojos
clavadas a tu espalda
aun después de haberme ido.
Confieso que nunca hice caso
de tu clarividencia…
Ese dejarlo vivir tan sólo,
para saber que nació muerto.
Perverso profeta.
Cuando me eches de menos
no te olvides
que en un vaso de ron
también pueden escucharse
las olas de mi mar.
Tú y yo… nunca aprendimos a coincidir.
©TrancasBarrancas
He tejido mis neuronas a las tuyas,
excavado tus arterias, dado pulso
rítmico y amoroso a tu corazón.
Llevas mi olor en tu pituitaria
y la seda de mi piel te arde en las manos.
Te alejas, si,
pero envenenado de mi.
Me portas en tus sueños,
en el aire que respiras,
en la dulzura de la tarde que acaba
y que remolina estrellas en el lejano azul.
Vas y te sigo a pesar mío,
soy el veneno y preciso el antídoto de tu pasión.
¡Qué breve es el amor!
L.G.S. para T.B.
… a Rafael Fuerte Espejo – In Memoriam
La mariposa bate sus alas,
ignorante,
de que esa pequeña onda
que propaga, ya es capaz
de cruzar los océanos
y desatar la tempestad
más temida de todas…
la que agita el centro mismo del corazón.
Ya no hay isla que se salve.
Ya no somos islas… nunca más.
T.B.
De ti lo quiero todo…
hasta esta angustia
que me parte el corazón.
Trancas Barrancas
«… Cuando naufragan la vergüenza y el miedo»
¡A tu salud! (x3)
El grito no nació de improviso. Fue más bien una gestación visceral y provocada, nacida en lo más profundo de todas sus reprensiones. Avanzó lentamente, desde el centro mismo de sus entrañas hasta arropar el corazón y desatarse procaz en la garganta. El estallido interno fue tal, que la boca no pudo apretar los labios ni un segundo más para contenerlo, y le dejó escapar de si, inundándolo todo desde Gavilanes hasta Adrada con su finalmente libre sonoridad. Dicen que en realidad ningún recodo del Valle del Tietar quedó inconmovible ante aquel enardecido estremecimiento.
Trancas Barrancas
… y cuando acallen mis palabras
a golpes de indiferencia,
lo gritarán las piedras,
que te amo…
… que te amo,
que te amo.
Trancas Barrancas
Mea Culpa
Cada amor que pasa
se lleva pedacitos de corazón
a la medida de su necesidad.
Como un viejo monumento
en ruinas,
desmantelado a trozos
por viajeros inconscientes
del daño que provocan.
Recuerdos que terminan
en la estantería
de cualquiera casa,
en cualquier ciudad…
«como yo robé para ti, piedrecitas
de la Biblioteca de Celso.»
Cada amor que pasa
va minando el fundamento
de su fe…
Sólo queda esperar
la estocada que finalice el sufrimiento
… como la columna aguarda
a que la erosión del viento
termine su inexorable tortura.
Cada amor que pasa
se lleva pedacitos de corazón
a la medida de su necesidad.
Trancas Barrancas
A Trancas y Barrancas 